Las aguas termales de Isquia se saben y se utilizan desde épocas antiguas. Los Griegos utilizaron las aguas termales para consolidar espirito y el cuerpo y como remedio para la recuperación de heridas, atribuyendo a las aguas y a los vapores que dijeron con excesiva efusión hacia fuera de las energías sobrenaturales de la tierra; pero estaban los Romanos que celebraron el uso de esta agua como instrumento de la curación y de la relajación, a través de la construcción de las Thermae públicas.
A partir da 1600 a 1900, cerca de las fuentes, era las plantas numerosas construidas y las estructuras receptivas que hicieron Ischia un lugar internacional famoso de la curación y de la relajación, donde podemos curar diversas enfermedades. Hoy, distribuidos en el territorio de la isla hay 29 grupos de fuentes termales, entre las cuales 103 son fuentes de agua y 69 son fumarole. Los gracias a esto, los turistas que visitan Isquia pueden relajarse en los parques y los centros termales hermosos de la salud, en una atmósfera caracterizada por panoramas magníficos: los acantilados rocosos de Monte Epomeo, las colinas dulces cultivadas con el viñedo, maderas de pino, playas… Pero las aguas termales no sólo consolidan el espirito, pero curan también el cuerpo: ayudan a la recuperación de enfermedades respiratorias, de síndromes inflamatorios y de enfermedades de la piel. Hay parques termales dondequiera en la isla: recordamos los de Forio, de Serrara Fontana, de Ischia y de Lacco Ameno.
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